CARTAGENA DE INDIAS MUSICAL
Cartagena de Indias ha sido una ciudad musical desde
antes de que los españoles la
descubrieran y colonizaran.
En ese mismo sitio donde los españoles levantaron la
ciudad con sus majestuosos templos, inmensas casonas, amplias plazas, bellos
parques, románticas callecitas, murallas impenetrables y gloriosas fortalezas,
habitaban aborígenes a quienes los españoles llamaban indios. Estos llamaban a
su aldea Kalamarí, habitada por indios kalamaríes que eran hombres y mujeres
fuertes bronceados por el sol dedicados a la pesca y a la caza.
Algunos historiadores dicen que la palabra Kalamarí proviene del vocablo cangrejo, que son
animales de la familia de los crustáceos, que vivían en huecos hechos por
ellos a las orillas de las ciénagas. La
cantidad de cangrejos era exorbitante y
eran apetecidos por los indios para su alimentación.
Hay otros historiadores
que dicen que el significado de la palabra Kalamarí era “territorio
costero importante” o sea que era un poblado muy importante dentro de todo el
territorio que bordea el mar Caribe.
Nuestros aborígenes tenían sus cantos y sus bailes y sus
instrumentos musicales que se asemejaban a los cantos y bailes de la región
insular y continental del mar Caribe. Es muy probable que haya mucha similitud
con los cantos y bailes Areítos de los indios Taínos de Cuba, Quisqueya y
Borinquen.
Dicen los historiadores que en tiempos precolombinos
había muchas clases de bailes y danzas entre los aborígenes con nombres de
animales: la danza de los armadillos, la danza de la comadreja, la danza del
ciempiés, etc. Incluso en los carnavales y fiestas carnestoléndicas actuales
hay danzas y bailes que vinieron de aquella época, como la danza del cocodrilo
o del caimán, la del gallinazo y la
danza de los diablitos.
Los instrumentos utilizados por los indios kalamaríes
para interpretar su música eran : el caracol, tomado de la concha del caracol, los fotutos, que
eran flautas rudimentarias hechas con las ramas del árbol del papayo, las
maracas elaboradas con la concha del fruto del totumo y el tambor confeccionado
con un tronco ahuecado que se golpeaba con un mazo.
Durante las danzas se embriagaban con brebajes hechos con
vinos de palmeras cuyo fruto era el corozo y chichas que hacían fermentando la
yuca y el maíz.
Pero en el año 1533, 41 años después de que Cristóbal
Colón descubriera América, Don Pedro de
Heredia atraca con sus barcos en la aldea Kalamarí y se toma esta pequeña
región conformada por varias islas y desaloja de ellas a la fuerza a los indios
kalamaríes y funda la muy noble y muy leal ciudad de Cartagena de Indias,
llamada así por la similitud topográfica que encontró con la Cartagena de
España, pues ambas tenían bahías muy parecidas.
Empieza entonces el proceso de colonización de la ciudad
y la región que para unos fue bueno porque trajo el progreso del viejo mundo,
sus costumbres, su idioma, su religión y su raza. Pero para otros detestable
por la forma tan arbitraria y sangrienta como se hizo.
Los españoles al fundar las ciudades y pueblos traían sacerdotes católicos que además de
catequizar a los aborígenes, les enseñaban música, principalmente música religiosa.
Y también traían
instrumentos musicales como la trompeta, el clarinete, el trombón y demás
instrumentos de viento y de percusión, para conformar bandas que tocaban
retretas en los parques y acompañaban las procesiones. Costumbre que todavía
existe en pueblos y ciudades de la región y de donde nacieron muchos de
nuestros músicos.
Estas bandas interpretaban además de música religiosa,
música europea, como valses, mazurcas, polkas y música clásica.
Sucede otro fenómeno importante en la ciudad: los
españoles vieron que los aborígenes no eran lo suficientemente fuertes para
lograr las edificaciones y las fortalezas que necesitaban para protegerse de
los piratas y trajeron hombres de raza negra del continente africano que eran
más fuertes y resistentes al sol y a las inclemencias del clima y a los azotes
para obligarlos a realizar las labores
pretendidas.
Estos africanos esclavizados, también tenían su música
basada principalmente en tambores de
diversos tamaños y formas los que proporcionaban un ritmo único e inimitable.
Ese convivir entre el indio, el negro y el blanco que
posteriormente se unieron y mezclaron arrojó una forma de vivir y una cultura
original.
A los habitantes de Cartagena, desde las más altas
esferas sociales hasta los más humildes indiecitos y esclavos les apasionaba el
baile y la música.
En las fiestas se hacían fandangos acompañados de gran
desorden que el aguardiente y vino acrecentaba.
Había en la época de la colonia dos clases de baile: al
llegar la armada de galeones con alimentos y demás productos de Europa se
formaban verdaderos fandangos a los cuales asistía gente de todas las clases
sociales, incluyendo zambos, mestizos y criollos, blancos pobres, mulatos y
españoles que quisieran asistir. Se tocaba música alegre y bulliciosa como los
fandangos españoles y música criolla de indios y africanos. Y los otros bailes,
que se celebraban en las casas de distinción o sea en las mansiones de
españoles o blancos de Castilla. Allí
el baile se celebraba con algunas danzas que imitaban a las de España. Estos
bailes y danzas eran el minué, la contradanza, el regodón, la jota, las
seguidillas y otras formas musicales del viejo continente.
Hay otro fenómeno que influyó muchísimo en el baile y la danza en tiempos de
la colonia y fueron las fiestas de la Candelaria que se celebraban en la
colina, en las faldas y en el pié de la Popa. La Popa era un pequeño cerro que sobresalía en la ciudad en cuya cima se
construyó una iglesia y un convento en
homenaje a la Virgen de la Candelaria
cuyas fiestas se celebraban el 2 de febrero y días antes, para conmemorar la purificación de la Virgen, 40 días después
del nacimiento del niño Jesús.
En estas fiestas se realizaban bailes a los cuales
asistían por separado las castas cartageneras: los blancos de Castilla, los
blancos criollos, los pardos, los indios o aborígenes y los esclavos negros.
Los blancos de Castilla celebraban sus bailes con música
de viento de las bandas del regimiento militar y la música que bailaban era al
comienzo el minué que era muy monótono y aburrido pero posteriormente tocaban
la contradanza que era mucho más alegre por lo que despertaba el entusiasmo de
los jóvenes.
Los blancos criollos realizaban fiestas en sus casas y bailaban al son de los grupos musicales que
tocaban música de cuerdas.
Los pardos que eran una casta de mulatos y mestizos
bailaban al son de las arpas y las flautas.
Los indios bailaban al son de la gaita, especie de flauta
a la manera de zampoña haciendo ruedas alrededor de los gaiteros.
Y los negros
hacían sus bailes con tambores a los que bautizaron con los nombres de “llamador y alegres” y a ese ritmo le
pondrían el nombre de currulao o mapalé.
Se dice que de esta mezcla de las gaitas de los
indios con los tambores de los
negros nace la “Cumbia”. Que es el ritmo
musical que más identifica a nuestro país
en el exterior.
La palabra cumbia se deriva del término africano “Cumbé”
que significa fiesta y alegría.
Hecho este bosquejo de la música primigenia en Cartagena,
pasamos entonces a hablar de la música en los siglos XX y XXI.
A principios del siglo XX y hasta la década de los 30 de
ese siglo el ambiente musical era muy parecido al de la época de la colonia. La
gente rica que hacía sus bailes en los clubes y elegantes salones, solo bailaba música del viejo continente
principalmente valses, polkas, contradanzas, pasodobles y algo de jazz norteamericano y de son cubano.
Dejando para la gente pobre los fandangos en la plaza pública con música afro
indígena como el mapalé, la gaita, el porro, la cumbia, etc.
Pero en la década de los treinta del siglo pasado ocurren
tres fenómenos muy importantes en la ciudad de Cartagena que posteriormente
redundarían en todo el país.
El Señor Daniel Lemaitre Tono, un rico multifacético de
la ciudad que era industrial, comerciante, pintor, poeta, escritor y músico,
decide componer música popular con los ritmos que solo tocaba
y bailaba la gente del pueblo. Compuso canciones
populares como “Sebastián rómpete el cuero”, “Negrito Chambaculero”, “José
Luis”, “Caramelito”, “Pepe” y otras que fueron éxitos rotundos y lograron el
beneplácito de la élite cartagenera.
A su vez llega a la ciudad en esa misma época uno de los
más grandes músicos y compositores de música popular en Colombia, Luis Bermúdez
Acosta “Lucho Bermúdez” y decide con su orquesta que era una orquesta con el formato de jazz
interpretar los aires musicales populares en los ritmos de cumbia, porro y
gaita principalmente. Lucho Bermúdez era originario del Carmen de Bolívar un
pueblo a mas o menos dos horas en carro de Cartagena. Lucho Bermúdez al
elegantizar con su orquesta los ritmos populares obtuvo que ellos se pudieran tocar en los
clubes sociales y salones de baile de la gente rica de Cartagena. Fenómeno que
imitarían posteriormente en las ciudades
de Barranquilla, Santa Marta, Montería y
demás ciudades de la costa y algunos años mas tarde en el interior del país.
Lucho Bermúdez compuso muchísimas canciones, muchas de
ellas hacen parte de nuestra antología musical colombiana, como “Salsipuedes”,
“San Fernando”, “Carmen de Bolívar” y “Colombia tierra querida”. Varias de
ellas dedicadas a Cartagena como
“Kalamarí”, “Marbella”, “Prende la Vela” , “ Ciudad Porteña”, “Tambores de Chambacú”, “Cartagenerita”, “Mi
Cartagena” y otras más dedicadas a sus barrios, a sus personajes y aconteceres.
Y el tercer fenómeno importantísimo para la ciudad, en
materia musical, es que en esta se funda la primera compañía de grabaciones de
discos de Colombia: Discos Fuentes, de don Antonio Fuentes López. Conllevando
esta casa disquera a una promoción grandísima
de músicos, cantantes y agrupaciones musicales en la ciudad.
Nacen en Discos Fuentes famosas agrupaciones como “Pedro
Laza y sus Pelayeros”; “Los Corraleros de Majagual”, con su cantante estrella
el cartagenero Eliseo Herrera “el rey del trabalenguas” quien es a la vez un
magnífico compositor; “Los Trovadores de Barú” con su cantante José Benito
Barros, otro de los grandes compositores del país; “la Sonora Dinamita” con su director y
cantante Luis Pérez Cedrón, nacido en el barrio Getsemaní de Cartagena; “La
Orquesta A Número 1” del maestro Pianeta Pitalúa; “La Orquesta de Rufo
Garrido”; “Lalo Orozco y su Combo Sabroso”; “La Orquesta del Caribe” de Lucho
Bermúdez; “La Orquesta Emisora Fuentes” con su cantante Remberto Brú, quien inmortalizó con su voz las canciones “los
Peloteros” y “Pregones de Cartagena”; más tarde cuando Lucho Bermúdez se
estableció en el interior del país y fundó la Orquesta de Lucho Bermúdez,
cantaron con ella los cartageneros Bobby Ruiz y Zaida Zaladén.
Después de que
discos Fuentes se trasladara para Medellín, el hermano menor de Toño Fuentes,
José María Fuentes “El Curro”, funda en la ciudad “Discos Curro” otra compañía
de grabación de discos.
Las Fiestas del 11 de Noviembre o Fiestas de la Independencia
son parte de nuestra Cartagena musical porque son motivo de nuestros cantos,
bailes, danzas, cumbiambas y fandangos. Según nuestro querido y muy importante
cronista musical, Enrique Luis Muñoz Vélez,
estos festejos adquirieron su carácter carnavalesco posiblemente desde
el año de 1.860.
Las fiestas del 11 de Noviembre o Fiestas de la
independencia han sido objeto de
inspiración de muchos músicos y compositores criollos y foráneos para destacar
musicalmente la heroicidad de nuestros antepasados y nuestro temperamento
festivo y alegre.
Hay grupos de danzas que participan o han participado de
nuestras fiestas como Quimbalé, Danzas de Cartagena, Patacoré, Ekobios,
Calenda, Candelé, Mayombé y otros.
Son canciones simbólicas de nuestras fiestas el fandango “Pié
Pelúo” de Clímaco Sarmiento, la cumbia “Santo y Parrandero” de Pedro Beltrán y
el son chalupa “El Busca-Pie” de Hugo Bustillo. Se dice que son los himnos
populares de nuestras fiestas.
Hacen parte también de nuestra musicalidad para celebrar las
fiestas los bullerengues y otros cantos
de río de Estefanía Caicedo, la Niña
Emilia, Irene Martínez, Petrona Martínez y otras cantadoras de los pueblos de
la región del Canal del Dique.
Hay que hablar también de Adolfo Mejía, verdadero genio y
gran maestro de la música, nacido en Sincé, actualmente departamento de Sucre,
en el año 1905 y quien arribó a Cartagena en 1916. En 1925 hizo parte como
pianista de la orquesta de Francisco Lorduy, una de las primeras bandas de Jazz
del país. Adolfo Mejía además de
compositor de música popular compuso música clásica de fama internacional. Fue
Adolfo Mejía quien compuso la música del famoso bolero “Cartagena”.
En la década de los 60 hay una influencia muy grande en
la ciudad de la música de las Antillas Mayores: de Cuba La Sonora Matancera con
cantantes famosísimos como Daniel Santos, Bienvenido Granda, Celio González,
Celia Cruz y el barranquillero Nelson Pinedo, de Puerto Rico Cortijo y su Combo con su famoso
cantante Ismael Rivera y de República Dominicana los merengues de Ángel Viloria
con su cantante Dioris Valladares. Y comienza en Cartagena a florecer el deseo por la música de aquellos
países. Música que posteriormente se llamaría Salsa cuyo precursor en Colombia
fue Blas “El Michi” Sarmiento, hijo de otro gran músico y compositor de la región
Clímaco Sarmiento.
Un poco más tarde, en el exterior descollaría el magnífico pianista, arreglista
y compositor cartagenero Joe Madrid participando con grandes orquestas de salsa
en Nueva York como la de Mongo
Santamaría, Ray Barretto y Andy Harlow entre otras.
En la década de los 70 se desarrolla en Cartagena un
movimiento de Bohemia teniendo como adalid a Sofronín Martínez Heredia
maravilloso guitarrista y cantante de boleros que todas las noches se
presentaba con su grupo y su cantante Cenelia en el bar La Quemada en el centro
de la ciudad. De esa Bohemia aparecen cantantes como Javier Martínez, Mati
Tono, Amelia Gómez, Josefina Núñez, Nacha Pareja, Jaime Morales, Orlando
Lecompte y músicos como Lilo Guerrero, El Curro Angulo y José Henrique Rizo
esposo de Carmencita Delgado quien editó cancioneros de boleros y música
tropical principalmente.
Miró Pablo otro virtuoso guitarrista cartagenero participa también en
este movimiento bohemio con su grupo.
Regresando al movimiento salsero de Michi Sarmiento, como
consecuencia de este, van apareciendo agrupaciones y cantantes como “Hugo
Alandete y su grupo Melao”. Hugo Alandete, natural de la isla de Barú, era un
magnífico cantante y gracioso improvisador. Uno de los pocos que ostenta en
Colombia el calificativo de “Sonero”.
Surgen junto con el grupo de Hugo Alandete, en la década
de los 80 una cantidad grandísima de agrupaciones de mucha calidad. Entre otros
“El Nene y sus traviesos” de Víctor del Real “El Nene”, “La Monumental y sus
perlas negras” con sus dos cantantes y bailarinas originarias del Chocó.
Joe Arroyo, cantante y compositor cartagenero, que
comienza a descollar con la famosa orquesta
de salsa de Fruko y sus Tesos y posteriormente con su propia orquesta “La
Verdad”. Joe Arroyo compuso muchas
canciones a Cartagena entre las que podemos destacar: Rebelión, Amerindio,
Bamboleo del Mar, Cartagena de Indias, Tania, El Campeón, Flores Silvestres,
entre muchas otras.
Uno de los más famosos cantantes cartageneros es Juan
Carlos Coronel quien después de retirarse de la orquesta del Nene organiza su
propia orquesta.
El músico y cantante cartagenero Joseíto Martínez perteneció a la orquesta los
Latin Brothers cuyo director también era Fruko.
Aparecen agrupaciones que se hicieron famosas en toda
Colombia como “los Inéditos”, “Los hijos del Sol”, “La Orquesta Barbacoa”, “Son
Cartagena”, “Alfonso y su Octava Potencia”, “Toño y su Combo” y cantantes,
músicos y arreglistas como Nando Pérez, Lucho Vega, Mariano Pérez, Rey Arturo,
Conrado Marrugo, Romy Molina y un sinnúmero de orquestas y cantantes menos
conocidos pero también importantes para el desarrollo musical de la ciudad.
También aparece para esta época la cantante de vallenatos
cartagenera Patricia Teherán con su conjunto compuesto de mujeres “Las Musas
del Vallenato”.
A mediados de la década de los 80 y principios de los 90
ocurriría un acontecimiento musical que marcaría un hito en la ciudad: “El
Festival de Música del Caribe”. Agrupaciones del área del Caribe sobretodo de
las Antillas menores visitarían la ciudad por una semana durante varios años
para enseñarnos sus ritmos como el Reegue, el Soka, el Calypso, etc.
Este festival fue tan determinante en nuestra música que originó el fenómeno de la “Champeta” en
Cartagena, el cual ha evolucionado con tal éxito que es uno de los aires musicales
que más se oyen en la ciudad en este
momento.
Fueron sus
iniciadores Viviano Torres, Álvaro el Bárbaro, el Afinaíto, Louis Towers, Ellio
Boom, hasta llegar a los actuales como
Mr. Black con el éxito “El Serrucho” y Kevin Flórez con su éxito “De Amor Nadie
Se Muere”.
A comienzos de este siglo surgen dos orquestas cartageneras
con el formato de Big Band al estilo de las grandes orquestas de jazz de los
Estados Unidos: La Kalamarí Big Band dirigida por Juancho Álvarez y la
Cartagena Caribe Big Band dirigida por Francisco Fortich.
También se destacan o se han destacado en estos primeros
años del siglo XXI: Danny Daniel, magnífico cantante del genero salsa balada,
Dragón y Caballero con su agrupación en el género de reegeton, las orquestas de Poly Barragán y Alejandro
Páez en el género tropical, La Charanga África con su formato de charanga
cubana y la Orquesta Élite Cartagenera en el ritmo salsa.
Hace unos años se viene
promoviendo un Festival Internacional de Música Clásica a comienzos de
cada año. El cual presenta a músicos de
talla internacional, con el consiguiente beneficio para nuestros músicos,
aprendices o estudiantes y para los amantes de la música clásica.
En conclusión en este momento en Cartagena hay una
variedad muy grande de ritmos musicales que sus emisoras o estaciones de radio
emiten permanentemente.
En las plazas del
centro se observan grupos de bailarines bailando música típicamente folklórica
como el mapalé y la cumbia. Hay sitios donde se escucha y baila solamente
salsa, hay otros de puro vallenato, hay otros de champeta, hay un Festival del
Porro Bolivarense, un Festival de Jazz, un Festival Internacional de Guitarra y
un Festival de Música Clásica. Además se presentan muchos encuentros nacionales
e internacionales de coleccionistas de discos. Todo esto dando como resultado
que se conforme una amalgama de ritmos y
bailes para todos los gustos tanto para
el criollo como para el foráneo.
Bibliografía:
HISTORIA DEL FOLCLOR MUSICAL en la provincia de Cartagena. Álvaro Angulo
Bossa.
Alpha Impresores Ltda. Diciembre 2007. Cartagena de
Indias, Colombia.
LA FUGA DEL ESPLENDOR. Conversación con la música
cartagenera de los años 80.
Rubén Daría Álvarez, Impresión Editorial Gente Nueva,
Bogotá, D.C.
NUESTRA MÚSICA TAMBIEN TIENE MELAO. Rogelio España Vera.
Impresión: Mater Impresores. Cartagena de indias,
Colombia.
JAZZ EN COLOMBIA.
Enrique Luis Muñoz Vélez.
Editorial La Iguana Ciega.
LA MÚSICA POPULAR EN CARTAGENA EN EL SIGLO XX: RITMOS,
TROVADORES, PREGONES Y MÚSICOS.
Enrique Luis Muñoz Vélez.
Conferencia.
LUIS FERNANDO MARTINEZ
MARRUGO. Conversaciones.
Cartagena, Noviembre 11 de 2016.